miércoles, 12 de noviembre de 2008



Puede matar una luz, puede llegar y ser utópica una realidad.
Un libro, unos ojos y mi pensamiento se reúnen en una noche sin mucha luz, y no si entender las palabras de los hombres, las palabras de aquellos que nunca hierran que son tan perfectos en sus posiciones, una posición fantasma.

Veo las largas noches y lo transitorio de mi vida y no veo tu piel muerto en mis ojos, no veo tu mirada triste e insípida dentro de la cantidad de deseos, y comprendo mis angustias más no interpreto mi llanto, que juega doble papel dentro de un cuadrado oscuro.
Mi luz ya se extingue mi voz ya se hace tenue y mis manos solo describen la realidad a través de un lápiz ya cansado, cansado de escribir triviales letras, palabras, oraciones, poemas escribir lo que mi espíritu no alcanza, lo que tu voz jamás llamará, lo que mi luz no muestra, y quiero morir y no quiero nada, no quiero ya las largas noches, solo quiero ya no estar aquí, porque daño muchos ojos más, y al final no conocí una felicidad, una sola felicidad que no ayudaría a despertar de esta ultima noche.